Previously on lavenganzaderobin…
Mientras esperamos que uno de los semáforos se ponga en verde, el fatídico instante. Se nos cruza un coche negro y Robin se queda sin habla. Tocado.
Decido romper el silencio sepulcral diciendo lo que es más que evidente. Robin, creo que Batman está en la ciudad. Y hundido.
Mensaje de Batman para Robin: Estoy en la ciudad. ¿Quieres que nos veamos mañana?
Mensaje de Robin para Batman: ¿Te apetece hacer unas cañas? En una hora donde tú me digas. Click. Mensaje enviado.
Now in Barcelona...
En una ocasión, sin venir a cuento, Robin me preguntó por qué los chonis se reproducen. Yo no supe qué contestarle. Hay cosas que nunca deberían pasar. Pero pasan. A pesar de que algunos afirmen que la naturaleza es sabia, pasan.
Sé que tampoco voy a tener respuesta para la pregunta que se me avecina. Va a ser una sensación similar a la que tuve con la pregunta de los chonis.
Y ahí está.
Jess, ¿por qué te besaste con Batman?
Sé que nada, absolutamente nada de lo que diga, va a servir para algo. Sólo puedo repasar mentalmente aquel día, una y otra vez. Una y otra vez. Una… y… otra vez.
A la cita de aquel día acudimos los 3. Yo fui para proteger a Robin del magnetismo de Batman. En condición de súper amiga incondicional, de abogado defensor, de poli malo, de madre vs profe en la tutoría del cole, de oyente que ya no se cree nada de lo que oye, porque está de vuelta de todo. Estaba tan de vuelta que las cosas se pusieron de mi parte y también se dieron la vuelta. Para ser precisos un vuelco de 180º. Recuerdo aquel estribillo de Gabinete Caligari, aquel que buscaba culpables para no asumir su parte. La culpa fue del cha cha chá. Yo creo que esta vez, la culpa fue del elevado porcentaje de ron Bacardí de aquellos mojitos, pero fuera como fuere, aquello no salió bien. ¡Maldita sea, me lo estaba diciendo la etiqueta!
Ni de casualidad, hubiéramos imaginado que aquello acabaría así. Quizá Batman no lo tramó, quizá simplemente está en la crisis de los 40 y eso, sumado a su bisexualidad, complica las cosas hasta límites insospechados.
Pero llegó allí con su mirada penetrante de arrepentimiento, su complicidad, su carisma, su sonrisa, sus bromas, su sabesquetegustonena y su sabesquemegustasnena. Quedar en el Tournesol fue un error. Hay sofás. Los sitios con sofá deberían ser más estrictos en la admisión de personal. Deberían prohibir la entrada a cualquiera con un exasunto pendiente. Eh, ustedes dos, ¿tienen algo pendiente? Sí señor, somos ex novios y hemos quedado para hablar. ¡Pues a la puta calle! Cuando uno de esos ustedesdos, llegara otro día con un nuevo amor, agradecería eternamente que aquel día le echaran de aquella manera. Porque una patada en el culo duele, pero inevitablemente te lanza hacia delante.
Pero claro, esa responsabilidad social aún no existe. Mientras salvamos al planeta del ataque de las bolsas de plástico y donamos bambú en lata para los osos pandas de las regiones montañosas del centro de China Sudoccidental, nadie te dice que no puedes sentarte en un sofá con un súper héroe cabrón que te hace tener una sensación térmica de +40º y que si no fuera porque eres de carne y no de mantequilla, ya te hubieras derretido hace más de 30 minutos.
Robin, fuiste al baño. Sonó David Bowie. Batman me miró. Nos acordamos de cuando iba a visitaros a Gotham. Brindamos por los malditos o benditos viejos tiempos. Me hizo una broma. Me hizo dos. La broma tres venía con acompañamiento, podías elegir entre ensalada o cosquillas. Elegí lo segundo. Yo nunca escojo ensalada. Yo siempre escojo patatas fritas. Lo divertido. Yo soy de patatas fritas y de cosquillas, joder. Jess se va a poner a llorar, pero continúa sin hacerlo.
Nos empezamos a pelear de broma y cuando quise darme cuenta nos estábamos besando. A buen besador, pocas palabras bastan.
De nuevo esa sensación. Esa de sé que nada, absolutamente nada de lo que diga, va a servir para algo.
Al día siguiente y contra todo pronóstico, Robin no me ha dejado de hablar. Aunque lo hubiera preferido, considerando lo que tenía que decirme.
Me ha llamado Samantha, nos vamos a Lanzarote a pasar findeaño.
Robin, pensaba que lo pasaríamos bien y juntos.
Jess, tengo que alejarme de ti unos días.
Respect.
Respect.
Respect.
Anoto en mi libreta.
Día 1 sin Robin: He hecho planes para pasar la tarde. No he parado de hacer cosas, pero no consigo dejar de echarle de menos.
De repente un whats. ¡Y es de Robin!
Jess, han secuestrado nuestro avión. Nos llevan a Jordania. Dicen que allí nos liberarán. Jess, te quiero, sigues siendo the only one.
Terror.
Terror.
Terror.
Nota de Robin & Jess:
En Lanzarote, en Jordania o donde quiera que estéis ¡¡sed héroes este fin de año!!
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