Cásate conmigo, Cris.

Robin ha estado esta semana muy tranquilo. Sospechosamente tranquilo considerando los últimos incidentes. Y yo, lejos de sonreír aliviada y disfrutar de la situación voy y me lo llevo de boda.

Al principio, todo ha ido bien. El lugar era idílico, la ceremonia preciosa y el banquete excepcional. Entonces, los novios han gritado: ¡A partir de ahora empiezan las 3 horas de barra libre! Grito de histeria colectiva ¡Uuuuuhhhh!

Mejor hubieran dicho las 3 horas de caída libre, porque cuando los invitados han oído barra libre, se han quitado el arnés de la dignidad y pidiendo una copa tras otra, han empezado a descender a un ritmo desenfrenado hacia su lado más oscuro y salvaje.
Nada bueno.

4 mojitos y 5 chupitos después, Robin también se ha convertido en una bomba de relojería a punto de estallar. De fondo sonaba Simple Minds. Don’t Don’t Don’t. Don’t You Forget About Me.
Mal asunto.

De pronto alguien ha dicho: ¿Dónde se habrá metido el Barman?

Y… BOOOOOMMMM

Robin, ¿Quién ha dicho Batman? ¡Nadie ha dicho Batman! ¡Estás paranoico! ¡Te lo advierto, aléjate del maldito whatsapp! ¿Me oyes? ¡Aléjate, Robin!
Pero ya era tarde.

Robin, nostálgico de los ochenta y amante del pop new wave, ha escrito al caballero oscuro “Don’t Don’t Don’t. Don’t You Forget About Me”
Batman le ha contestado “I say laaaa, la, la, la, laaaaa, la, la, la, laaaaa”
Tal para cual.

Vámonos a casa Robin. Ya hemos tenido suficiente por hoy. Le he dicho mientras le estiraba del brazo. Él lejos de resistirse, me ha seguido como Murad Osmann a su musa y se ha dejado llevar.

Con la corbata puesta en la frente, descamisado y la costura de las mallas girada, lo he llevado apoyado en mis hombros. Camino a casa, mientras andábamos en zigzag, a Robin le ha dado un arrebato de pasión y con gestos a lo drama queen me ha dicho mirándome a los ojos:

He pasado un día genial ¿Sabes que eres mi mejor amiga? Eres increíble. Creo que estoy enamorado de ti. Te quiero. Cásate conmigo, Cris.

Y yo, ni siquiera me llamo Cris. O_O